Por ello deben tomarse las medidas necesarias para establecer un adecuado control sobre la población de roedores, para mantenerlos en sus justos límites, para que no puedan constituirse en un peligro para el hombre y su entorno (conocimiento de su biología, productos adecuados a cada especie, colocación adecuada de cebos, rotación de principios activos para evitar resistencia, sus hábitos de alimentación y estudio del hábitat en que se encuentran).
No olvidemos que una pareja de roedores, dada su alta reproductividad, puede convertirse, en un año, en 200 ejemplares (si son ratas), o 2.000 (si son ratones).